sábado, 22 de mayo de 2010

Me lo Arrebató el Mar



No quería vivir toda mi vida confinada en un cuerpo de pez, viendo los mismos paisajes submarinos año tras año. Amaba el mar, aún lo amo... pero también quería conocer lo que había sobre él.

Lidia, mi madre, y Christian, mi padre, antes de ser sirena y tritón fueron seres humanos. Tuvieron dos largas piernas y caminaron por esas cosas que llamaron carretera. Aún ahora, si salieran a la superficie, podrían hacerlo. Yo no.

Yo nací Sirena, y sólo hay un modo de convertirme en humana. Por eso comencé mi pequeña cruzada en busca de Ghabý, el pequeño cangrejo con el poder de dar vida humana a los semi-humanos, pero eso es ya otra historia.

El precio que debí pagar por obtener un cuerpo humano fue mi memoria Sirena. No fue una decisión fácil, pues significó no recordar a mis padres, ni mi verdadera naturaleza. Y entonces llegué a una ciudad puerto del que no sabía nada, ni tan siquiera su nombre. Tampoco sabía el mío.

Sin pasado ni presente, solamente me dediqué a vagar. Dormía por las noches cobijada en la arena de la playa, sin saber por qué solamente en ese sitio me sentía segura, hasta que una noche una amable mujer me vio allí acostada bajo la lluvia, me tomó entre sus brazos, y me llevó a su casa.

Ella me dio un nuevo nombre, y ella se convirtió en mi pasado, presente, y futuro.

lunes, 3 de mayo de 2010

La Ilusión del Mar


Aquél era uno de sus días favoritos del año. Su cumpleaños era la excusa perfecta para salir con sus amigos y reírse hasta el anochecer. A sus, desde hoy, veintidós años, Christian no había pasado un tres de Mayo solo, de ello se había ocupado su madre. Pero éste era distinto... Él solamente quería sentarse en su roca favorita desde la infancia, y contemplar el mar.


Cursaba ya tercer año de Biología Marina en la única Universidad de Genaro, misma en la que lo había hecho años atrás la joven que -según rezaba la leyenda- se había transformado en Sirena. Secretamente la envidiaba, él escogió esa carrera porque sentía un inmenso amor al mar y su gran sueño era vivir en él, y ella había vencido sus miedos cuando él apenas era capaz de nadar hasta la "Iglesia de Piedra", completamente sumergida en el mar a apenas 350 metros de la orilla.


Ese día no caminó como de costumbre hacia la facultad, sino al océano. Se apeó a su roca con el viejo y gastado grabado de una sirena que algún estudioso había hecho para marcar el punto desde donde -supuestamente- la mujer saltó, y se quedó ahí, disfrutando la brisa y el agua salada que ésta le traía.


Se imaginó de pronto como espectador de la zambullida de Lidia, imaginó las burbujas llenando la superficie por unos minutos, y luego las vio desaparecer. Una ola romper en la piedra y luego el canto de júbilo de la Sirena celebrando su nueva vida y se vio tentado a hacer lo mismo, hundirse y morir, o hundirse y convertirse en Tritón.


Y sin embargo el día pasó de pronto y nadie osó romper la tranquilidad del mar. Sin embargo el sol se ocultó, y con ella la marea comenzó a subir y recién entonces, entre suspiros cansinos la congoja de un hombre recorrió el mundo.


-Pasó un nuevo día y aún mis miedos son más fuertes que yo... -Y dirigiendo la vista por última vez hacia atrás, volvió sus pasos a la costanera.


De pronto le pareció oír el suave canto de una mujer, que contaba una historia de pescadores y vida bajo el mar. Su único acompañamiento era el sonido de las olas al romper, que iban en perfecta armonía con la canción.


Extrañado, atraído, y sintiéndose ridículo volteó la mirada al sitio que recién había abandonado. Allí una mujer de largos y lisos cabellos negros miraba la frontera, desenredando las hebras negras con un peine de conchas y espinas de pescado. Desde ahí no lograba divisar el resto de su cuerpo, sólo los finos y pálidos brazos y algunas zonas de sus fuertes hombros. Pero Christian no necesitaba ver más. Justo antes de dar los últimos tres pasos que le separaban de la mujer, la música se detuvo y ella volteó su cabeza, mirándole con sus profundos ojos azules.


-Te estaba esperando... -Le sonrió. -Sólo te dolerá un momento -Y sin esperar más, le tendió su mano, misma que el joven, tras terminar de acortar la distancia, cogió. -¿Estás seguro de querer venir?


Christian apretó con fuerza la mano de la joven antes de saltar al mar con una sonrisa, despidiéndose de la única vida que había conocido en sus veintidós años.


Porque él sabía que ese día llegaría, porque él sabía que esa era la mujer que había esperado por tanto tiempo. Porque él sabía que su futuro estaba entre las algas, danzando en las mareas y besando los corales.



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Lo subí al Fotolog, pero lo pongo también aquí para guardarlo ^^

Regalo de Cumpleaños para Christian. Te amo, cariño.

Hace 2 minutos pasó tu cumpleaños, espero hayas sido inmensamente feliz cada segundo...

Sólo hay un día como éste al año, y es el primero que pasamos juntos, de modo que quiero que sea inolvidable para ti... ^^


Claudia Raquel Henríquez Farías.

domingo, 2 de mayo de 2010

Feliz Cumpleaños, Ku!! ^^


Feliz Cumpleaños, amor ^^

Subí ésta foto porque es del mar -al cual amas-, y porque la tomé yo -a quién amas- ^^.
En una playa cuyo nombre no conozco, de "El Quisco" está más a menos a dos horas de camino de Santiago.

Quiero darte los mejores cumpleaños... No... los mejores años de tu vida, Christian.

Te Amo.

domingo, 25 de abril de 2010

Esperanza



Aunque sé que es culpa mía... te extraño, Christian...

No Puedo...


Puedo verte tras un cristal
Tu sonrisa congelada en el tiempo...
Mis ojos paralizados en los tuyos...

Puedo ver el latido de tu corazón,
La verdad que ya no saldrá a la luz
Mi sonrisa esfumada en la eternidad...

Veo frente a mis ojos crueles palabras,
Promesas que quizás ya no verán la luz,
Ojos cargados de vacío...

Puedo escribir bonitas palabras para ti,
escribirte incluso una novela...
y aún así los perdones no serán suficientes...

Oigo lamentos de un corazón marchito,
Una mirada que nunca será entregada,
Las manos frías por siempre...

Veo una pequeña niña tras un cristal,
Una bebé que no será consolada,
Un sueño que no será engendrado...

Y aunque ese cuadro no calce conmigo,
aún no sé como arreglarlo,
las palabras hieren,
y las mías trizaron la magia...

Y aunque no quiero perderte,
aún no sé como disculparme,
pues nada parece suficiente...

Pese a todo, aún espero...

Porque pase lo que pase,
no puedo dejar que la vida me aparte de ti,
pues me puso entre tus brazos,
y entre ellos debo quedarme.

Porque el mundo puede querer separarme,
pero nunca soltare tu mano,
y aunque tú ya no quieras tomarme...

Yo Aún Así Permaneceré A Tu Lado...

Porque No Necesito Nada Más Si Tú Estás Aquí...


Simplemente Porque Te Amo.

Te Amo...

martes, 20 de abril de 2010

La mujer que soñaba con ser Sirena -y lo logró-.





Aún a cien kilómetros de distancia podía sentir la suave caricia del mar en su cuerpo. No era lo suyo creer en seres mitológicos, pero si en algún punto de la historia existieron las Sirenas, y si existía la reencarnación, estaba segurísima que había sido una de ellas.

Cada vez que sentía el olor del océano, su alma se transportaba a sus profundidades. Sólo ahí se sentía en calma, sólo arropada por él se sentía completa, por eso no fue una sorpresa que cuando le ofrecieron una beca para estudiar en la única universidad de una ciudad costera, la aceptó sin dudar. Sus padres le apoyaron y fue así como se mudó, sola, a Genaro para estudiar Biología Marina.

Diariamente al terminar las clases, dirigía sus pasos a la playa y estudiaba allí, acurrucada en la arena hasta que el sol no era suficiente. Entonces se quedaba contemplando el atardecer y volvía a la posada cuando las farolas de la calle recién se comenzaban a encender. Se acostaba a las 10 y se quedaba escuchando las miles de aventuras que el mar le contaba, hasta que sus energías se agotaban y se dormía, soñando cada día con volver a la matriz de la madre Tierra.

No sorprendió a nadie el día en que la joven decidió nadar un hermoso día de verano, y tampoco fue una sorpresa que nadie la viera regresar.

Aún ahora, si pones la suficiente atención, es posible oír la suave voz de una mujer contando su historia. Una Sirena que, habiendo pasado siglos lejos de su hogar, había vuelto a obtener su cola, y ahora vivía feliz jugando con caballos de mar y adornada con corales...


lunes, 19 de abril de 2010

Vuela




Vuela, vuela alto, despliega tus alas y deja que el viento te lleve a tierras más cálidas.

Vuela, vuela lejos, allá donde las nubes son café y el amor llama a tu puerta.

Vuela, vuela fuerte, sin mirar atrás. Busca tu camino por ti mismo.

Vuela, vuela feliz, y vuelve, vuelve por mí...

domingo, 18 de abril de 2010

"Cuando un alma deja éste mundo, una estrella nace..."




La ciudad ese día no tenía luz. Allí donde mirase, un nuevo recuerdo se apoderaba de su alma, en la heladería del frente vendían el sabor preferido de Noah, en la plazoleta de la esquina se tomaron las manos por primera vez y dos cuadras más al Sur, él le consoló luego de decirle que tenía Leucemia.

Leucemia... Había estado luchando contra ella poco más de un año. Camila lo acompañaba a diario en la clínica del cáncer después de la escuela. Lloraba la mitad del camino que debía recorrer para poder componer su mejor sonrisa para él. Se sentaba a su lado, tomaba su mano, y procuraban hablar del último libro, el último capítulo de tal o cual anime. Básicamente, de cualquier cosa menos de la enfermedad ya que, cuando lo hacían, ambos acababan llorando en los brazos del otro, y con la pena, las defensas del hombre bajaban más que de costumbre.

Hasta que él ya no fue capaz de seguir. Las quimioterapias no lograron en todo ese tiempo extirpar su mal, y no había nadie inscrito en las listas de donación de médula que fuese compatible con él, de modo que se fue consumiendo cada vez más y más.

Recordaría esa tarde por el resto de su vida, había llegado de la escuela con su más radiante sonrisa, los árboles de cereza comenzaban a florecer y llevaba una ramita con algunas para dejar en el pequeño florero de su novio. Su puerta estaba cerrada y se escuchaba la voz -más quebrada que de costumbre- de su padre, tocó con suavidad tres veces y fue rodeada por los pequeños y frágiles brazos de la madre de Noah, que lloraba sin tregua. Fue necesaria sólo una mirada a la cama desocupada del hombre para entenderlo todo. La rama cayó, y devolvió el abrazo a la mujer, dejando caer las lágrimas en su hombro.

Y aquella noche una pequeña botella de cristal la veía desde su escritorio, una botella que contenía una parte de la vida de quién fue su primer amor.

A lo lejos, una estrella brillaba.

Ella no sabía, ella no sospechaba que aquella lejana estrella sólo brillaba por sus ojos.

Porque cuando un alma deja éste mundo, una estrella nace...