sábado, 22 de mayo de 2010

Me lo Arrebató el Mar



No quería vivir toda mi vida confinada en un cuerpo de pez, viendo los mismos paisajes submarinos año tras año. Amaba el mar, aún lo amo... pero también quería conocer lo que había sobre él.

Lidia, mi madre, y Christian, mi padre, antes de ser sirena y tritón fueron seres humanos. Tuvieron dos largas piernas y caminaron por esas cosas que llamaron carretera. Aún ahora, si salieran a la superficie, podrían hacerlo. Yo no.

Yo nací Sirena, y sólo hay un modo de convertirme en humana. Por eso comencé mi pequeña cruzada en busca de Ghabý, el pequeño cangrejo con el poder de dar vida humana a los semi-humanos, pero eso es ya otra historia.

El precio que debí pagar por obtener un cuerpo humano fue mi memoria Sirena. No fue una decisión fácil, pues significó no recordar a mis padres, ni mi verdadera naturaleza. Y entonces llegué a una ciudad puerto del que no sabía nada, ni tan siquiera su nombre. Tampoco sabía el mío.

Sin pasado ni presente, solamente me dediqué a vagar. Dormía por las noches cobijada en la arena de la playa, sin saber por qué solamente en ese sitio me sentía segura, hasta que una noche una amable mujer me vio allí acostada bajo la lluvia, me tomó entre sus brazos, y me llevó a su casa.

Ella me dio un nuevo nombre, y ella se convirtió en mi pasado, presente, y futuro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario