martes, 20 de abril de 2010

La mujer que soñaba con ser Sirena -y lo logró-.





Aún a cien kilómetros de distancia podía sentir la suave caricia del mar en su cuerpo. No era lo suyo creer en seres mitológicos, pero si en algún punto de la historia existieron las Sirenas, y si existía la reencarnación, estaba segurísima que había sido una de ellas.

Cada vez que sentía el olor del océano, su alma se transportaba a sus profundidades. Sólo ahí se sentía en calma, sólo arropada por él se sentía completa, por eso no fue una sorpresa que cuando le ofrecieron una beca para estudiar en la única universidad de una ciudad costera, la aceptó sin dudar. Sus padres le apoyaron y fue así como se mudó, sola, a Genaro para estudiar Biología Marina.

Diariamente al terminar las clases, dirigía sus pasos a la playa y estudiaba allí, acurrucada en la arena hasta que el sol no era suficiente. Entonces se quedaba contemplando el atardecer y volvía a la posada cuando las farolas de la calle recién se comenzaban a encender. Se acostaba a las 10 y se quedaba escuchando las miles de aventuras que el mar le contaba, hasta que sus energías se agotaban y se dormía, soñando cada día con volver a la matriz de la madre Tierra.

No sorprendió a nadie el día en que la joven decidió nadar un hermoso día de verano, y tampoco fue una sorpresa que nadie la viera regresar.

Aún ahora, si pones la suficiente atención, es posible oír la suave voz de una mujer contando su historia. Una Sirena que, habiendo pasado siglos lejos de su hogar, había vuelto a obtener su cola, y ahora vivía feliz jugando con caballos de mar y adornada con corales...


1 comentario:

  1. Me gustaría escuchar la historia de la sirena... su encuentro con el majestuoso mar...

    Y me pregunto, entonces, si yo alguna vez fui un tritón... ^^

    Te amo

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